Perfil sociodemográfico y motivos de las mujeres para recurrir al aborto

Motivos del aborto inducido

El aborto, como producto de un embarazo no deseado, es un problema que está determinado por factores muy diversos, entre los cuales destacan la diferencia de poder entre géneros, la insuficiente educación y orientación sexual y reproductiva, en particular para los jóvenes, así como la imposibilidad de tener acceso a servicios básicos de salud y de planificación familiar (CRLP, 1999). Ciertos motivos para recurrir al aborto están muy vinculados a los contextos de violencia generalizada que se vive en muchos países latinoamericanos, lo que coloca a las mujeres en situación de vulnerabilidad y riesgo. A lo anterior se añaden otros factores que inciden en el aborto, como el abuso sexual, la prostitución de menores y adolescentes, la ausencia de los padres, la deficiente asistencia del Estado en el tema de la salud sexual y reproductiva, además de la posición de la jerarquía católica –la religión dominante en América Latina—, contraria a la anticoncepción. Lo anterior influye para que muchas mujeres recurran al aborto de manera clandestina y practicada, las más de las veces, en condiciones de alto riesgo. (CDD, 1997).

La información disponible sobre los motivos que tienen las mujeres para recurrir al aborto es insuficiente. A ello contribuye que en la mayoría de las naciones de América Latina y el Caribe el aborto sea ilegal, salvo en casos excepcionales, lo que dificulta enormemente obtener información bien documentada del fenómeno. En paralelo, la existencia de preceptos morales y religiosos propicia que muchas de las mujeres que abortan de manera voluntaria prefieran guardar silencio o expresar otros motivos antes que verse inmersas en el desprestigio y estigma social que provoca esta práctica.

A lo antes señalado se agrega la dificultad de captar la información concerniente al aborto a través de un instrumental como es la encuesta, pues trata de un tema sensible, muchas veces doloroso y socialmente condenado y, sobre todo, que casi nunca responde en muchos de los casos a una sola causa. Las razones que llevan a recurrir al aborto son a menudo complejas y están interrelacionadas. Como ya se indicó, en ellas se conjugan diversas barreras y dificultades ante las cuales las mujeres se ven confrontadas. También ocurre a menudo que no todas las causas son declaradas en las encuestas. La primera razón citada es a menudo la única retenida, o las entrevistadas responden de acuerdo con la batería de opciones de la encuesta, sin que estas puedan manifestar los verdaderos y diversos motivos por los cuales interrumpieron un embarazo. Por ello, la combinación de acercamientos cuantitativos y cualitativos es una mejor alternativa. Este último enfoque permite conocer con mayor profundidad aspectos como las experiencias de quienes abortan, lo cual permite, entre otras cosas, orientar y diseñar mejor las encuestas u otros instrumentos habitualmente aplicados en estudios cuantitativos.

Como señala Guillaume (2004): "el aborto es la respuesta a un embarazo 'no previsto' o 'no deseado' y si bien ésta es la razón fundamental y frecuentemente declarada para recurrir al mismo, ella no nos permite comprender el ‘porqué’ de la percepción (o significado) de las mujeres acerca de este embarazo, y ‘por qué’ quieren realmente interrumpirlo. Aun en países donde la prevalencia anticonceptiva es muy alta y el acceso a servicios de planificación familiar es adecuado, como sería en Francia, alrededor de 220 mil interrupciones voluntarias del embarazo se practican cada año y las razones de la persistencia de estos embarazos no deseados no son suficientemente conocidas".

Es, por lo tanto, muy difícil contar con un panorama sintético de esta cuestión y comparar los pocos datos disponibles de los diversos países, pues las preguntas y las respuestas de las razones que se expresan en las encuestas son muy diversas (Bankole et al., 1998). Se clasifican, asimismo, de diferente manera, con frecuencia en forma simplista y unívoca. Mientras que en algunas encuestas, por ejemplo, se ordena una larga lista de motivaciones, en otras, se incluyen en una misma respuesta las razones económicas y los motivos sociales y culturales. Además, son muy pocas las encuestas que incorporan una perspectiva de los derechos humanos y miran e indagan sobre la opción del aborto como una decisión personal de la mujer.

Por otra parte, los motivos para abortar no son universales ni comunes a todas las mujeres. Varían de acuerdo con la edad, la etapa de su ciclo de vida, la paridad alcanzada, su estatus social, sus condiciones de vida, sus posibilidades para acceder a la planificación familiar y su grado de religiosidad. También dependen de la valoración social y personal o de la pareja que tenga la mujer, la relación entre ella y su compañero, del número de hijos que se desee, del significado que se le dé a la maternidad, así como de la aceptación social de embarazos fuera de las uniones. Algunas razones tienen que ver directamente con el desarrollo personal y las propias expectativas y proyectos de vida de las mujeres, como estudiar o trabajar. Otras responden a circunstancias sociales, culturales, económicas y políticas prevalecientes en cada país, a casos de embarazo por violación, al rechazo de la pareja o al temor a los padres que pueda sentir una mujer embarazada fuera del matrimonio, sobre todo siendo joven, como antes se indicó. Del mismo modo, hay circunstancias que pueden intervenir en la decisión de interrumpir un embarazo. Entre ellas se pude mencionar la escasez de recursos y las mayores exigencias económicas en la crianza de los hijos, carencia de vivienda –algo que suelen subrayar, por ejemplo, las mujeres cubanas–, o bien la más alta valoración de un hijo varón, con las acciones consiguientes para limitar los nacimientos de mujeres, como ocurre, sobre todo en China, además de India y otras naciones. Deben mencionarse, asimismo, las circunstancias coyunturales que pueden enfrentar las mujeres con embarazos (previstos o no), casi siempre ausentes en la bibliografía sobre el tema. De éstas, podrían destacarse el abandono repentino o muerte de la pareja, la pérdida del empleo y el surgimiento de una enfermedad grave de la mujer. Por ello, los motivos que llevan a las mujeres a abortar son el resultado de la intersección, tanto de condiciones materiales, culturales, personales, como de circunstancias que se presentan de manera coyuntural (Zamudio et al., 1994).

De los trabajos de síntesis realizados por diversas instituciones dedicadas al tema del aborto, o por especialistas en el mismo, se desprende una lista de los principales motivos para interrumpir un embarazo, que pueden corresponder al conjunto de la población o a grupos específicos de la misma, en los cuales subyacen circunstancias muy particulares, como sería el caso de las que suelen enfrentar las adolescentes. Tales motivos están presentes en estudios realizados en diferentes países (Institut Alan Guttmacher, 1994; Bankole et al., 1998; Olukoya et al., 2001); Entre las razones primordiales para recurrir al aborto que se mencionan en la literatura sobre el tema se encuentran las siguientes:

  • Problemas y dificultades económicas, que se agudizan cuando las mujeres o la pareja no tienen los suficientes medios económicos o éstas carecen del apoyo familiar o del Estado para el cuidado de los hijos, sobre todo para quienes tienen un trabajo de tiempo completo o doble jornada. Las adolescentes y jóvenes por lo general no cuentan con autonomía financiera o recursos propios. También puede faltarles la ayuda de sus familiares, de la pareja o del padre del hijo.
  • Imposibilidad de seguir los estudios a causa del embarazo, por lo cual las jóvenes estudiantes pueden optar por el aborto para continuar su educación.
  • Relaciones no estables o de conflicto con la pareja o de desamor con el padre del hijo.
  • Estigmatización, reprobación o presión social y moral ocasionada por un embarazo prenupcial, o fuera del matrimonio y la percepción del rechazo (incluso penalización, en algunas sociedades) que pueden sufrir las mujeres en tal situación por parte de la familia y la comunidad.
  • Fallas del método anticonceptivo empleado, debido a su ineficacia, utilización incorrecta o a temores por sus posibles efectos secundarios. Esta clase de motivos varían según las condiciones de acceso a la práctica anticonceptiva, tales como: los incentivos para usar o no anticonceptivos, el acceso a  información precisa sobre tales métodos, la adecuación de los mismos a las características específicas de las usuarias, y las limitaciones para acceder a servicios de calidad de planificación familiar, sobre todo para determinados sectores y grupos de población (jóvenes, residentes en áreas rurales, indígenas, etcétera).
  • Debido a la coacción, abuso o violencia sexual, o sea, cuando el embarazo es resultado de una violación o de un incesto.
  • Presión de los padres o de quien las haya embarazado para que las mujeres aborten, o bien, ante un embarazo prematuro, siendo ya madres de un hijo con pocos meses de nacido.
  • Por circunstancias coyunturales como las antes mencionadas.
  • Cuando los motivos para recurrir al aborto están estrechamente relacionados con las causales que establecen las legislaciones, tales como interrumpir un embarazo para preservar la salud física y mental de mujer, si éste pone en peligro su vida y por malformaciones del feto.
  •  Finalmente, aunque son casi nulas o inexistentes las evidencias al respecto, se encuentra la decisión personal de las mujeres, el ejercicio de su libertad para decidir cuándo y cuántos hijos tener, o no tener hijos, o sea, cuando ejercen sus derechos sexuales y reproductivos. Relacionado con lo anterior, también se encuentran las aspiraciones, expectativas y proyectos de vida de la mujer en determinadas etapas (continuar y terminar una carrera, encontrar trabajo, permanecer en el que tienen, etcétera).

De acuerdo con Bankole et al. (1998) en América Latina las razones más frecuentes para interrumpir el embarazo son socioeconómicas (no tener la posibilidad de criar un niño y las complicaciones en el trabajo o en los estudios), los problemas de parejas o los motivos vinculados con la edad de la mujer. La frecuencia de las uniones consensuales y el riesgo de ruptura de las mismas explican muchos de estos abortos.

Langer (2002) examina las causas y los resultados del embarazo no deseado en América Latina y el Caribe, y sintetiza las cuatro principales razones por las cuales el aborto se ha incrementado en la región: 1) el creciente deseo de las personas por reducir el tamaño de la familia; 2) el poco acceso a los métodos de planificación familiar; 3) el grado de confiabilidad de los métodos anticonceptivos y sus posibles fallas; y 4) las relaciones sexuales involuntarias.

Como se señala en otro artículo del Instituto Alan Guttmacher (1999), la mayoría de los estudios de mujeres hospitalizadas por complicaciones de aborto concluyen que las razones principales para recurrir a esta práctica se pueden resumir en la imposibilidad económica, personal o familiar de tener o mantener a un hijo. Muchas mujeres no están casadas o mantienen relaciones inestables, y si son solteras o muy jóvenes, perciben las dificultades de hacerse cargo de la crianza de un hijo, ya sea solas y/o sin apoyo económico suficiente. No obstante, como se señala en este estudio, dado que la mayoría de estas mujeres son casadas y ya tienen uno o más hijos, son las dificultades sociales y las condiciones económicas precarias, en las cuales viven millones de personas residentes en áreas rurales o zonas marginales urbanas pobres de América Latina, las que han motivado el deseo de las parejas por controlar su descendencia y tener menos hijos. Aunado a ello, se mencionan otros factores que repercuten en una mayor incidencia del aborto. Se asocian con el mejoramiento del nivel educativo de las mujeres y su creciente participación en el mercado de trabajo.

La necesidad de interrumpir un embarazo por causas diversas es evidente a través de la historia. En el mundo actual, las mujeres que recurren al aborto lo hacen, en gran parte, debido a la carencia de un sistema de salud que las ayude a resolver en forma segura un embarazo no deseado. “Se ha documentado que algunas mujeres deciden interrumpir un embarazo por la necesidad de no procrear más en forma temporal o definitiva o bien por dificultades económicas asociadas a la necesidad de mantener el hogar, conservar un empleo, continuar con un programa de educación o por la actitud negativa de la pareja y/o de la familia hacia el embarazo” (p. 10) (Espinoza et al., 2003).

Como expresa Lamas (2003), para las defensoras de los derechos de la mujer, las tres principales causas que subyacen ante un embarazo no deseado son, en primer lugar, las que tienen que ver con la “condición humana”: los olvidos, irresponsabilidad y deseos inconscientes. En éstas, la violencia sexual y los descuidos individuales juegan un papel protagónico. Una segunda causa se relaciona con las carencias sociales, en especial, la ausencia de amplios programas de educación sexual, que se traduce en una ignorancia reproductiva generalizada. Finalmente, están las causas relacionadas con las fallas de los métodos anticonceptivos. De acuerdo con Lamas, el primer tipo de causa es más complejo y difícil de enfrentar, pues remite a transformaciones de la condición humana, para la cual, el descuido, los errores, los olvidos, son parte de su naturaleza constitutiva. En ésta además, se incluyen las particularidades de la subjetividad individual en los procesos sexuales y reproductivos.

A continuación, documentamos, con ejemplos de algunos estudios, cuáles son los motivos más frecuentes para recurrir al aborto mencionados en la literatura sobre el tema de algunos países de la región. Estos se centran en los siguientes aspectos: la interrupción del embarazo no deseado, no previsto o no planeado, como medio utilizado, a través de todas las generaciones y tiempos históricos, para regular la fecundidad; los problemas y dificultades económicas, sociales familiares, conyugales y laborales particulares, y las circunstancias del entorno legal y moral en torno al embarazo no deseado.

El aborto como medio para espaciar o limitar los nacimientos

Ante el deseo y la necesidad de regular la fecundidad, el aborto se ha considerado frecuentemente como un método para espaciar los nacimientos, ya sea porque el embarazo se presenta en un momento considerado inadecuado, o porque se quiere limitar la descendencia (Guillaume, 2004). Esta situación tradicionalmente se enmarca dentro de lo que se denomina la ocurrencia de un embarazo no previsto, no planeado o no deseado. De las mujeres participantes en encuestas realizadas en 10 países de América Latina, del 24 al 65% habían tenido al menos un hijo en los cinco años anteriores y manifestaron que no deseaban un último embarazo en el momento en que ocurrió o que nunca más deseaban tener otro hijo (Alan Guttmacher Institute, 1996). Gran parte de los embarazos en estas circunstancias se producen por no utilizar métodos anticonceptivos, o por la falla o uso incorrecto de los mismos. Según estimaciones de la Organización Mundial de la Salud, de los 18 millones de embarazos anuales en América Latina y el Caribe, 52% son no planeados, y 21% terminan en aborto (CRLP, 2003).

En esta misma línea, las estimaciones del Instituto Alan Guttmacher (1994) para los años 90 revelan que entre el 40 al 60% de los embarazos en seis países de América Latina no eran planeados y, por lo tanto, terminaban en un nacimiento indeseado o en un aborto inducido. En Brasil, la proporción fue de 56% de nacimientos no deseados y 35% de abortos; en Chile, de 54% y 31%, respectivamente. En Perú, 60% de los nacimientos eran no deseados y 30% de los embarazos terminaban en abortos; en República Dominicana 48% y 28%, respectivamente; en Colombia 50% y 26%, y en México 40% y 17%.

Otro de los conceptos utilizados, relacionado con el deseo y la necesidad de espaciar los nacimientos o limitar la descendencia, y sujeto a numerosas críticas, es el de "necesidades no satisfechas en anticoncepción", ampliamente difundido en la literatura sobre la fecundidad y la práctica anticonceptiva, y que por lo general se refiere a las mujeres que manifiestan no querer embarazarse, pero no usan ningún método, sea moderno o tradicional. Este es un aspecto ilustrativo de los motivos que tienen las mujeres para recurrir al aborto, cuyas razones subyacentes es necesario indagar, tanto en la condición de uso o no uso de métodos, como en la propia práctica del aborto y en el significado del deseo o no de embarazarse. Para América Latina, la demanda insatisfecha de anticonceptivos varía de 17% de las mujeres unidas de 15 a 44 años en Colombia, a 43% en Bolivia (Alan Guttmacher, 1999). En este sentido, se argumenta que las mujeres recurren al aborto ante un embarazo no deseado ya sea por barreras sociales y culturales en el uso de métodos anticonceptivos, fallas o temores percibidos en el uso de éstos, dificultades en el acceso a servicios de calidad en planificación familiar, prácticas inadecuadas por parte los proveedores de servicios de salud y/o por no contemplar las necesidades específicas y propias de las mujeres al respecto (Camarena et Lerner, 2005).

En Brasil, Souza e Silva (1998) mencionan que entre los principales motivos para interrumpir el embarazo se encontraban: no querer hijos, tener el número de hijos deseados y no usar métodos anticonceptivos o utilizar aquéllos que fueran poco eficaces. Con base en un estudio realizado en Sao Paulo durante 1993, De Souza e Silva y González de Morell (2001) muestran que el uso inadecuado de pastillas llevan a embarazos no deseados, aborto ilegales, y finalmente a esterilizaciones definitivas, éstas últimas realizadas normalmente a través de cesáreas innecesarias. Los autores sugieren que el diseño y funcionamiento inadecuado de los programas de planificación familiar han perpetuado el problema del aborto provocado, ya que las mujeres que se encuentran muy motivadas para controlar su descendencia recurren tanto al aborto como a la anticoncepción.

En Puerto Rico, los resultados de en un estudio emprendido en 10 clínicas privadas durante 1991, consignan que de las 371 mujeres entrevistadas que recibieron servicio de aborto, más de la mitad manifestaron que estaban usando algún método anticonceptivo antes de embarazarse (59%). Pero una tercera parte de estas últimas lo habían dejado de utilizar debido a las reacciones secundarias que les produjo (32%) (Reproductive Health Matters, 1993). En Perú, de acuerdo con el estudio realizado con mujeres que acudieron al hospital por complicaciones de aborto, Ferrando (2002) señala que 54% de mujeres abortaron porque manifestaron que “el embarazo no era deseado”. Las razones de estos embarazos no deseados se relacionan en 27% de los casos con el número deseado de hijos ya alcanzado, 22% por considerar que el embarazo ocurrió demasiado temprano, 22% por problemas de la pareja y 8% por fallas del método utilizado.

Por otra parte, el acceso a métodos disponibles limitados, la condición humana de uso de anticonceptivos, la baja efectividad de los mismos, sobre todo los tradicionales, como la abstinencia periódica o el retiro, son factores que pueden llevar a recurrir a un aborto ante un embarazo no previsto o no deseado. La gran mayoría de los autores sustentan que las fallas de los métodos anticonceptivos o el rechazo a la utilización de los mismos, son las razones frecuentemente expuestas que conducen a dicha práctica (Villarreal Mejía y Mora Téllez, 1993; Villarreal, 1992; Strickler et al., 2001; Azize Vargas et al., 1993; Zamudio et al., 1999). Dada la importancia de la relación entre anticoncepción y aborto, este tema es documentado más ampliamente en el capítulo 8.

El entorno de la mujer y la práctica del aborto

En su estudio sobre el aborto inducido en Colombia, Villarreal y Mora Téllez (1992), concluyen que la decisión de interrumpir el embarazo es un proceso difícil para las mujeres colombianas, debido principalmente a los valores sociales, culturales y religiosos que condenan el aborto y exaltan la maternidad. La mayoría de las mujeres participantes en su investigación, no obstante, adecuan sus creencias para justificar el aborto argumentando que “es más pecado traer un hijo a sufrir”.

En esta misma línea, en otro estudio cualitativo realizado también en Bogotá sobre el embarazo juvenil y las opciones frente al mismo por parte de las mujeres, Mora (2004), argumenta que las mujeres que optaron por el aborto “al valorar su experiencia toman como base los supuestos sociales y religiosos dominantes y, por tanto, quienes se mostraron más afectadas expresaron conflicto religioso y culpa”. El estudio evidencia, asimismo, cómo las decisiones frente al embarazo en mujeres jóvenes están mediadas por la reacción que tal práctica suscite en la pareja, siendo el aborto una opción común de quienes no encuentran una respuesta positiva por parte de los varones respecto al embarazo. La literatura en torno al tema da cuenta de la importancia asignada a las relaciones de la pareja, en particular a la participación e involucramiento de los varones en la práctica del aborto (véase el capítulo 9).

Mediante un proceso de reflexión de carácter grupal, Martignon (1992) recabó el testimonio de seis mujeres profesionales de Colombia que habían vivido alguna vez en su vida una interrupción del embarazo. Con base en el análisis de dichos testimonios, sustenta que el vínculo de pareja puede jugar un papel protagónico dentro del contexto de la decisión y la vivencia del aborto inducido, debido a la presencia o ausencia del mutuo proyecto vital de procrear un hijo. La experiencia, que se dio, sobre todo como una reacción negativa ante el “madresolterismo” y que fue, en gran medida, producto de la relación con la pareja, se vivió con frecuencia en silencio y con temor. En los casos en que hubo un apoyo solidario del compañero, éste redujo el impacto negativo de la vivencia. A las mujeres les ayudó recibir atención cualificada, la compañía y el haber podido mantenerse tranquilas. Frente a esta experiencia, se observó, en general, un fuerte deseo de olvido, con un sentimiento de culpa persistente.

En Perú, Rosario Cardichi (1993) indagó, a través de los relatos de mujeres, el impacto psicosocial del aborto desde una perspectiva feminista. La autora sostiene que la no utilización de métodos anticonceptivos por parte de las mujeres es, en ocasiones, un mecanismo para evitar exponerse a relaciones sexuales no deseadas. Entre las razones asociadas al aborto encuentra, como ocurre con muchos otros estudios, que la presencia o ausencia de la pareja, además de la calidad y el futuro de la relación, jugaron un importante papel. Otros factores que propiciaron la decisión de abortar, como lo señalan otros autores antes citados, fueron la continuación de un proyecto de vida, el temor a la reacción familiar, la carencia de recursos económicos, la falla de métodos anticonceptivos y los problemas de salud. También agrega el hecho de que el embarazo se asocie a la violación.

Zamudio et al. (1999), con base en la encuesta realizada en áreas urbanas colombianas, a la cual ya se hizo referencia, presentan evidencias  fundamentadas acerca de los tres principales motivos para abortar mencionados por las mujeres entrevistadas: la presión causada por el tipo de vínculo que mantenían con su compañero, la relación de la familia y la percepción del momento (adecuado para el embarazo), en términos de la condición económica, laboral y de proyecto de vida. La diferenciación, según los estratos socioeconómicos identificados, representa, sin duda, un aporte relevante, en la medida en que otorga significados distintos a las razones expresadas.

En cuanto al primero de los motivos señalados, los autores encontraron que la presión para recurrir a un aborto por parte de la pareja involucrada en el embarazo ocurrió en 26% de los casos. La presión fue un poco mayor cuando se trató del primer embarazo (33%) y disminuyó levemente si fue el segundo, tercero o cuarto (29, 31 y 30%, respectivamente). La presión del hombre varió de acuerdo con el estrato social al cual perteneciera. Hubo mayor presión en los del sector medio bajo (34%) y la menor (27%) fue la de los de estrato bajo. En el inferior bajo, en el medio y en el estrato medio alto las proporciones fueron muy similares (30% en los primeros dos y 31% en el último).

El segundo motivo mencionado con mayor frecuencia en el estudio correspondió a la relación familiar, la cual si bien resultó muy importante en todos los estratos, influyó de manera diferente en cada uno de ellos. En los sectores bajos un embarazo no deseado aumentaba la carga económica de manera considerable, mientras que en los estratos medios, el embarazo se vio como un impedimento para lograr un buen acuerdo matrimonial para la hija, así como un obstáculo para que siguiera estudiando. En los sectores altos, el motivo más relevante parece haberse relacionado con los obstáculos que enfrentaba la mujer para establecer un arreglo matrimonial por el hecho de haber tenido un hijo.

La tercera causa, el aspecto económico, laboral y del proyecto de vida, se asoció más con el trabajo y el atropello de los derechos que suele enfrentar una mujer que se embaraza y tiene un hijo. Aunque la legislación colombiana contempla que no se puede despedir a una futura madre, tal disposición dista de cumplirse: las mujeres se ven ante la eventualidad de ser despedidas y de no contar con un ingreso económico si continúan con el embarazo y por ello se deciden a abortar.

Lafaurie et al. (2005) en su trabajo sobre el aborto con medicamentos en México, Colombia, Ecuador y Perú, concluido en 2005, identifican cuatro razones principales que llevan a una mujer a interrumpir el embarazo: las relacionadas con aspectos que involucran a personas significativas en su vida, como son su pareja, familia o los hijos; aquéllas que dependen de las consecuencias del embarazo en el proyecto de vida personal, las condiciones económicas y las vinculadas a la salud. Destacan que la relación entre la pareja es un factor central, así como también la aprobación social y familiar del embarazo.

El contexto social y familiar de origen, y la situación matrimonial de las mujeres son a su vez factores que se han utilizado para explicar el recurso al aborto, sobre todo entre las mujeres jóvenes. La sexualidad precoz y no protegida también explica la frecuencia en la interrupción de embarazos.

En Colombia las mujeres, de manera especial las de ese sector de la población, suelen darle mucha importancia al hecho de que los padres no estén enterados del embarazo, y la reacción de ellos al mismo, lo que puede relacionarse con las condiciones en que se dan los fuertes vínculos de parentesco, como ocurrió con las mujeres objeto del estudio realizado por Mora et al (1995). También tiene importancia la estigmatización del embarazo fuera de la relación conyugal. Según el estudio, el motivo principal para abortar en forma voluntaria eran las expectativas que la familia había puesto en ellas. Es decir, su decisión se basó en el deseo de no defraudar a sus padres con un embarazo inesperado; aunque también mencionaron sus planes de seguir estudiando. Una tercera parte (33 %) de las 60 mujeres que participaron en este estudio cualitativo señalaron que el principal motivo para abortar fue que no deseaban tener un hijo, por las dificultades que ello traería a su vida, sobre todo, en términos de su empleo.

En cambio, del estudio de Misago y Fonseca (1999) se desprende que posiblemente en Brasil la reacción de los padres no tenga el mismo peso como motivo para recurrir al aborto. Del mismo modo, sólo 21.7% de las mujeres consultadas en el estudio consideraron que recurrirían al aborto si su pareja no deseara tener más hijos. Álvarez (1994, 1999) también hizo hallazgos sobre el mismo aspecto del aborto en el estudio que realizó en Cuba. Encontró que de las mujeres entrevistas, 15% declararon cuestiones familiares como motivo para interrumpir un embarazo, 7% razones de convivencia, limitaciones materiales y problemas de la pareja, y 5% que ya habían alcanzado el tamaño de familia deseado. En Perú, Ferrando (2002) en su encuesta con mujeres hospitalizadas por complicaciones de aborto constata que 8% de las mujeres declaran abortar por miedo de la reacción de los padres, 2% bajo el presión del hombre y 5% a raíz de una violación.

Los problemas económicos son para muchas mujeres una de las principales razones abortar, íntimamente vinculados con las carencias de medios para hacerse cargo del cuidad y crianza de los hijos. También son ponderados los proyectos de vida, en particular los profesionales, así como el abandono de los estudios que pueden llegar a comprometer el futuro de vida de las mujeres.

El estudio de Armando Valle Gay, realizado con 100 mujeres que llegaron por complicaciones de aborto al Hospital General de México en 1990, menciona que los principales motivos que llevaron a abortar a las mujeres entrevistas, en orden decreciente, fueron: razones socioeconómicas (34%), ausencia de planeación (“no ha pensado en ello”) (24%), mejor educación para sus hijos (16%), problemas conyugales (12%), problemas familiares (9%) y problemas de salud (5%) (GIRE, 2003); En Perú, Ferrando (2002) en su encuesta con mujeres hospitalizadas por complicaciones de aborto constata que 28% de las mujeres declaran como motivos problemas económicos.

También en el estudio que se hizo en Puerto Rico, con mujeres que acuden a clínicas privadas para interrumpir su embarazo, se mencionan las dificultades económicas y la incapacidad para asumir la crianza de un hijo, como los principales motivos para abortar (Reproductive Health Matters, 1993). Una constatación semejante se encuentra en el estudio de Núñez y Palma (1990). Los autores destacan que las mujeres atendidas por complicaciones de aborto inducido en un hospital de México, declararon que decidieron abortar principalmente por razones económicas.

En el citado estudio en Brasil de Misago y Fonseca (1999), un alto porcentaje de las mujeres entrevistadas justificó el aborto en caso de no tener una situación económica desahogada. En este país, de acuerdo con los datos de dicho estudio, la mitad de las mujeres consideraba la falta de recursos económicos como una razón relevante para inducir un aborto (51.2%). Del mismo modo, de las mujeres que acudieron debido a complicaciones por aborto a un hospital de un municipio de La Habana, se señala en el estudio ya citado (Álvarez, 1994, 1999), sólo un poco más de una cuarta parte (28.1%) consideraron que el aborto era conveniente cuando la situación económica de la mujer fuera precaria. Sin embargo, en otro estudio que se llevó a cabo en Argentina, no se consideró importante ese mismo motivo (López y Masautis, 1994).

En otros estudios, como se mostró más arriba, una situación económica precaria, o el hecho de que un embarazo no planeado perjudique el trabajo o los estudios de la mujer no son siempre percibidos como los motivos más importantes para recurrir al aborto.

En la también ya citada investigación que realizó Ojeda (2004) con mujeres de Tijuana, México, que se practicaron un aborto en la ciudad estadounidense de San Diego, éstas consideraron como razones para abortar ser demasiado jóvenes para tener hijos, no querer tener una responsabilidad de la magnitud que implica criar a un hijo, la falta de tiempo para atender un niño, entre otras razones similares. La salud de las mujeres fue la razón más importante para practicarse un aborto en distintos grupos de mujeres, en especial para las hispanas. Otra razón, aunque de menor peso, es el hecho de no desear más hijos.

Cabe destacar que los resultados de encuestas como las de salud reproductiva, en las cuales se recaban las opiniones de grupos de población específicos, revelan que la decisión para abortar por motivos relacionados con el contexto familiar es importante. En una encuesta  realizada en México en 1991, 23% de las personas consultadas consideraron motivo suficiente para abortar que la mujer se embarazara de un hombre a quien no conociera bien o no amara; 7%, si no tenía pareja y no deseaba tener un hijo sin padre, y 23% si la futura madre no se sentía suficientemente responsable o era inmadura. Esta última causa, fue considerada como razón para abortar en una proporción mayor entre las mujeres más jóvenes y aquéllas con menos hijos. Otros motivos señalados fueron que el embarazo correspondiera a una joven menor de edad que no quisiera tener hijos (17%) o si deseara terminar sus estudios (14%) (Núñez, 2001). Otro estudio, sobre el mismo país muestra que son pocas las personas que consideran como motivo para abortar que la mujer sea menor de edad o madre soltera (20% en cada caso) (García et al., 2001).

Entorno legal y aceptación social del aborto

Como ya se observó en el Capítulo 2, se han aplicado diversas encuestas de opinión en América Latina y el Caribe para conocer las circunstancias en las cuales las mujeres aceptan que debiera recurrirse al aborto. Éstas pueden vincularse estrechamente con las causales de la legislación y ciertos preceptos morales, bajo los cuales se permite el aborto en una sociedad determinada. Debe tomarse en cuenta, no obstante, que aunque los patrones de decisión individual en relación con el aborto son, en gran medida, modelados socialmente, esto no necesariamente significa que siempre coincidan con los motivos que lleven a una mujer determinada a interrumpir un aborto. La condición humana, la subjetividad de las personas, las propias vivencias en torno al aborto, llevan también a que los preceptos legales, morales, religiosos, culturales sean internalizados diferencialmente y lleven a distintas y variadas respuestas.

Con base en estudios mas relacionados con la influencia del entorno legal y moral sobre el aborto, pudo constatarse que hubo ciertas coincidencias en las respuestas de personas de diversos sectores de población entrevistadas en torno a la cuestión de bajo cuáles circunstancias aprobarían/apoyarían el aborto. La aceptación de tal práctica se centra, principalmente, en casos de protección de la vida y la salud de la mujer, cuando se trata de una violación y, en menor medida, por malformaciones del feto (véase el Capítulo 2).

Sin embargo, en los estudios que han centrado su atención en los motivos para recurrir al aborto, se observa que, fuera de las encuestas de opinión ya citadas, la mayoría de las encuestas o estudios cualitativos no consideren los correspondientes al ámbito legal. Lo anterior no implica desconocer que en algunos de ellos, como los documentados en este capítulo se mencionen razones de salud, aunque raramente aluden a las malformaciones del feto. También en pocas investigaciones las mujeres, y en mucho menor medida otros actores sociales, señalan la violación como razón, incluso en los países donde es legal el recurrir al aborto en este caso. Una tarea pendiente es la revisión de la literatura que recientemente se ha producido en la región, para ver la forma en que se ha abordado la cuestión del ejercicio de los derechos humanos, en particular de los derechos sexuales y reproductivos y, sobre todo, los relacionados con la interrupción del embarazo.

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