Perfil sociodemográfico y motivos de las mujeres para recurrir al aborto
Como han mostrado diversos autores, el aborto inducido es una práctica ancestral y generalizada que se ha observado en todos los países, contextos rurales y urbanos, estratos pobres y ricos, entre mujeres casadas y no casadas o de distintas edades y en momentos diferentes de su vida reproductiva. Tal recurso también se ve influido por factores sociales, económicos, demográficos y culturales (United Nations, 1994; Mundigo y Shah, 1999). En un artículo sobre la situación mundial de las mujeres que se han practicado un aborto se señala que su incidencia puede variar, de acuerdo con la edad, el estado conyugal, el nivel educativo, el grupo socioeconómico al que éstas pertenezcan y con la región rural o urbana donde habitan (Bankole et al., 1999).
Sin embargo, como señalan acertadamente LLovet y Ramos (2001), es importante reconocer que en los estudios sobre el aborto inducido subyace un sesgo universalista, ante la visualización de que el aborto y el embarazo son experiencias percibidas y vividas de igual manera por todas las mujeres. También se advierte un fuerte énfasis en la lógica individual como motor central que guía el proceso de decisiones para recurrir al aborto. Por ello, destacan los autores, ambos supuestos deben reconsiderarse, ya que, la interrupción de un embarazo responde, ante todo, a patrones de comportamientos construidos y moldeados socialmente. El recurso al aborto depende de realidades sociales particulares de cada país, de su situación legal, del acceso a servicios de salud reproductiva de calidad, de las condiciones materiales y culturales, de las expectativas de vida de las mujeres. Depende, asimismo, de los obstáculos que ellas enfrentan para ejercer de manera libre su sexualidad y maternidad y, por tanto, sus derechos sexuales y reproductivos. La interacción entre la lógica determinada socialmente y la lógica de las acciones individuales es aún un tema que requiere ser abordado con mayor rigor y profundidad.
No obstante lo anterior, la recurrencia al aborto puede ser en muchas ocasiones el único y último recurso para muchas mujeres ante un embarazo no deseado o no previsto, ya sea debido a barreras legales, socioculturales, institucionales o de otra índole, como serían, por ejemplo, las relacionadas con el acceso a la anticoncepción, el reconocimiento o no de los embarazos fuera del matrimonio, el ejercicio de la sexualidad independiente de los fines reproductivos, o la aceptación o trasgresión de las prescripciones morales que correspondan a tal práctica (Guillaume, 2004). De ahí la importancia de considerar los diferentes patrones del aborto entre distintos contextos y, sobre todo, entre diversos grupos de la población femenina. Esto permitiría aproximarnos a identificar las condiciones de riesgo y las necesidades y posibilidades de prevención y atención de cada subgrupo de población en el ámbito de su vida sexual y reproductiva. También podría ayudar a reducir las consecuencias negativas que tiene el aborto en la salud de muchas mujeres latinoamericanas y caribeñas, por practicarse de manera insegura, que reflejan la inequidad y grave desigualdad social imperantes en la región.