La diversidad de métodos abortivos

La diversidad de métodos abortivos

Desde siempre, las mujeres han utilizado diversos métodos para interrumpir sus embarazos. Existe toda una gama de métodos abortivos, cuyo conocimiento se transmite de generación en generación, a través de las mismas mujeres, los curanderos o médicos tradicionales y los profesionales de la salud, o por medio de personas cercanas a quienes abortan, como amigos o familiares (McLaren, 1990; Guillaume, 2004). También existe una gama amplia de redes formales que suministran información y realizan acciones de difusión y prevención acerca de los métodos (Sanseviero, 2003). Las condiciones para recurrir al aborto y los métodos que se proponen a las mujeres dependen de la situación legal de esta práctica existente en cada país, de las condiciones de acceso a los servicios de salud disponibles para practicar los abortos legales, o de la oferta, tanto formal como informal, cuando están prohibidos por la ley. Además, el nivel socioeconómico y el estatus y autonomía que tengan las mujeres son factores clave para ello.

En América Latina existe un abanico bastante amplio de métodos abortivos, desde los tradicionales, que presentan los mayores riesgos, hasta los métodos más modernos que ofrecen una mayor seguridad, aunque ésta también dependa de las condiciones sanitarias bajo las cuales se efectúen los abortos y de la capacitación profesional de quienes usan dichos métodos para practicar los abortos (Encuentro de Investigadores sobre el Aborto Inducido en América Latina y el Caribe, 1994). Los métodos para abortar han evolucionado con el transcurso del tiempo en función de los avances tecnológicos y médicos, aunque la accesibilidad a los mismos está estrechamente asociada a la legalidad o ilegalidad de este acto. Mientras que en los países donde el aborto es legal se introdujeron y se utilizan nuevos y modernos métodos, en aquéllos en los que sigue siendo clandestino, las mujeres continúan recurriendo a métodos a veces arcaicos, con graves consecuencias para su salud. Sin embargo, incluso en los países donde el aborto es considerado ilegal, existe un “mercado del aborto medicalizado”, sin riesgo o con un riesgo menor.

Aun cuando el aborto sea considerado legal, el acceso a los servicios de interrupción de embarazos a veces se dificulta para algunas mujeres (Billings et al., 2002), situación que explica, en gran medida, la persistencia de los abortos clandestinos con métodos riesgosos. Estas dificultades de acceso se han documentado también en Cuba, en el caso de las adolescentes (Azize Vargas, 1994). Los señalamientos anteriores ilustran que las restricciones, sean por causas materiales, morales, religiosas o legales, son las que explican la práctica de abortos con métodos muy diversos, así como la realización de los mismos a través del mercado formal o informal.

En ocasiones, las restricciones y negligencia por parte de los médicos para practicar un aborto inducido obedecen a sus convicciones personales. Otras veces no respetan el secreto profesional, lo que los lleva a denunciar a las mujeres victimas de complicaciones, como ocurre en El Salvador (McNaughton et al., 2004).

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