Los varones y la práctica del aborto

Conclusiones

Los estudios sobre el aborto en América Latina y el Caribe, al igual que en otras regiones del mundo, se han centrado, de manera predominante, en los efectos de tal práctica en las mujeres. Sin embargo, en los últimos años se han desarrollado variadas, aunque aún insuficientes, investigaciones acerca de la actitud e involucramiento de los varones respecto al aborto, que muestran la relevancia de esta temática, no sólo para tener una comprensión más amplia de la cuestión del aborto, sino, además, para advertir acerca de la imperiosa necesidad de incluirlos en el ámbito de las intervenciones públicas.

Cabe destacar el marco teórico y metodológico que se ha privilegiado en las investigaciones realizadas en la región sobre el rol que tienen los varones en la práctica del aborto. Por una parte, la perspectiva “relacional”, en la cual se pone el acento no sólo en los procesos sociales y culturales, sino también, y sobre todo, en las relaciones entre actores y ámbitos que rodean las circunstancias bajo las cuales ocurre el aborto inducido. Por la otra, y estrechamente vinculada con la anterior, la perspectiva de “género”, en la cual se presta una atención particular a las identidades y roles masculinos y femeninos, a las relaciones de poder e inequidad entre ambos géneros, al dominio masculino sobre la mujer, como parte de las construcciones culturales de una estructura social determinada. Ambas perspectivas han llevado a cuestionar el enfoque tradicional, según el cual, la reproducción y sus procesos son responsabilidad exclusiva de las mujeres y, la sexualidad es un campo de dominio del varón. Asimismo, tanto la perspectiva relacional, como la de género, ilustran la necesidad de ir más allá de los indicadores clásicos que se incluyen en las investigaciones sociodemográficas. A partir de ellas puede hacerse un análisis más certero y comprehensivo de las dimensiones sociales, y culturales e institucionales de los diversos aspectos y actores que intervienen en la esfera de la sexualidad y la reproducción, y, por tanto, en el aborto.

Las evidencias presentadas, tanto en este capítulo como en los precedentes, acerca del importante papel que los varones tienen en la cuestión del aborto en diferentes ámbitos son contundentes, y muestran la pertinencia de ambas perspectivas. En el ámbito público, los varones son casi siempre los encargados de regular legalmente esta práctica o de determinar las sanciones morales, sociales o religiosas impuestas a quienes abortan. Suelen establecer, asimismo, las políticas públicas en materia de salud reproductiva, de las cuales dependen, entre otras muchas cosas, el funcionamiento de los servicios médicos donde se practican abortos. En el ámbito privado, los varones también tienen una influencia que suele ser determinante en lo concerniente al aborto, en tanto autores, protagonistas y responsables, junto a las mujeres, de sus prácticas sexuales y reproductivas. El varón es, en muchas ocasiones, quien decide si su pareja emplea o no anticonceptivos para prevenir embarazos no deseados que pueden terminar en abortos, y de ellos depende frecuentemente, directa o indirectamente, que la mujer embarazada continúe o interrumpa su gestación.

Los hallazgos y conclusiones de los estudios realizados en la región concuerdan acerca de la diversidad de roles que los varones asumen en los embarazos no deseados y en la práctica del aborto. Entre éstos, se destaca su presencia y participación tanto pasiva como activa; su aceptación, rechazo, coacción e indeferencia en el uso de métodos anticonceptivos y en el proceso de decisión del aborto; y, su apoyo o ausencia del mismo en las condiciones en que éste se realiza y en las consecuencias de este acto. En algunas investigaciones se demuestra y advierte que estos roles no son unívocos, ni generalizables, ya que dependen de las diversas condiciones materiales, de las actitudes y normatividades culturales socialmente construidas y diferencialmente interiorizados entre los distintos grupos sociales y generacionales. Más aún, se subraya el carácter dinámico y cambiante de la participación de los varones en el aborto en función de sus distintas experiencias y vivencias en distintos momentos de su vida sexual y reproductiva.

Otros hallazgos aluden a las percepciones y significados de los varones acerca de la responsabilidad de prevenir un embarazo. En muchos de ellos prevalece la idea de que esta responsabilidad sólo le corresponde a la mujer, a su pareja; y si ella acepta las relaciones sexuales debe asumir sus consecuencias -en su salud, en los riesgos de la interrupción del embarazo y en general en otros aspectos de su vida. En cambio, entre otros varones prevalece una actitud preventiva ambigua e incluso contradictoria. Muchos de ellos tienden a eludir su responsabilidad con respecto al uso de anticonceptivos, al mismo tiempo que afirman su posición dominante en la relación con su pareja al imponer la decisión de que ésta no continúe su gestación si resulta embarazada. Las evidencias sugieren que los varones se protegen cuando perciben que su salud está en amenazada ante la posibilidad de adquirir alguna ITS, mientras que cuando se trata de la salud de su compañera (como consecuencia de los abortos en condiciones de riesgo), no siempre participan y, en muchas ocasiones, no aceptan ninguna práctica preventiva o ésta es menor y generalmente con métodos anticonceptivos menos efectivos o sin el uso correcto de los mismos.

En esta línea, otras investigaciones hacen hincapié en las distintas actitudes frente a la práctica anticonceptiva, que tienen una relación estrecha con el aborto. Se ha constatado, por ejemplo, que la información y disponibilidad de anticonceptivos no garantizan su uso y que éste más bien depende de que exista una cultura de prevención y corresponsabilidad en la pareja cuando tiene relaciones sexuales. El uso condón, como uno de los pocos métodos masculinos disponibles y más frecuentemente empleado como medio de prevención por parte de los varones conlleva a situaciones no exentas de tensión y conflicto en el seno de la pareja. No sólo se documenta una percepción negativa y de rechazo en el uso del mismo, tales como la reducción del placer sexual, la rigidez en las relaciones, los malestares que produce y los temores a que fallen. Adicionalmente se alude a los procesos de negociación para su uso, en los cuales se sugiere una situación de mayor dependencia por parte de la mujer y de control y dominio por parte del varón.

También hay hallazgos significativos que ponen de manifiesto la importancia que tiene el vínculo emocional, la formalidad de las relaciones y el tipo de arreglo de convivencia en la decisión de recurrir o no a métodos anticonceptivos, o de poner fin a un embarazo en vez de que prosiga. La mayor responsabilidad y apoyo se encuentra entre las parejas estables y con relaciones afectivas, situación que generalmente no se da cuando trata de relaciones paralelas o esporádicas o donde no hay lazos sentimentales. Por otra parte, se han encontrado evidencias de que el grado de consenso o de conflicto en la pareja resulta determinante en la forma como los varones, al igual que las mujeres, procesan la decisión de un aborto. Se ha comprobado, asimismo, que el acuerdo o desacuerdo que haya en la pareja con respecto a tal práctica está asociado con  la comunicación y negociación dentro de ella. Esto también se relaciona con evidencias que sugieren cómo las parejas cuya interrelación es más equitativa –cuando entre ambos existen menos desigualdades de género–, tienen una mayor propensión a negociar si se recurre o no a un aborto y las condiciones en que se practique.

A pesar de los hallazgos descritos, aún son pocas las investigaciones realizadas en América Latina y El Caribe sobre la influencia del varón en la práctica del aborto según condiciones socioeconómicas, las diferencias intergeneracionales y el acceso a programas institucionales como pueden ser los de planificación familiar. No obstante, algunas evidencias empíricas sugieren, por ejemplo, la presencia de rupturas en las percepciones y prácticas intergeneracionales, sobre todo por las diferencias que se encuentran entre los hombres jóvenes. En este sector de la población se observa con mayor frecuencia el cuestionamiento y reconstrucción del modelo de masculinidad tradicional y hegemónico, de manera particular en los sectores medios y altos, lo cual puede contribuir a que se asuma una actitud de mayor corresponsabilidad en la decisión de interrumpir un embarazo no previsto, o en prevenirlo.

Aunque los estudios hechos en América Latina y el Caribe sobre la relación entre los hombres y el aborto han contribuido a la comprensión del tema, siguen siendo insuficientes. Todavía es muy escaso el conocimiento acerca de las actitudes y prácticas de los varones en torno a la interrupción del embarazo no previsto. Se advierte un mayor desarrollo teórico-conceptual sobre dicha temática, que requiere de ser aplicado a estudios concretos en la región. Otra limitación es la casi total ausencia de estudios cuantitativos, a escala nacional, en contextos rurales y urbanos o diferenciados según estratos socioeconómicos, dirigidos específicamente a los varones que brinden información sobre las diversas características y modalidades de participación del varón en la problemática del aborto. Al respecto, es importante destacar la aportación de las investigaciones cualitativas que profundizan, entre otras cosas, en el conocimiento acerca de la percepción, actitud e involucración de los varones acerca del aborto. Los resultados de tales estudios muestran la complejidad de situaciones que influyen en la toma de decisiones relativas a la sexualidad y a la reproducción, incluida la de poner fin a un embarazo. Pero, sobre todo, ofrecen pistas importantes para orientar investigaciones futuras que permitan comprender con mayor profundidad al otro significante protagonista de los procesos reproductivos: el varón.

Un conocimiento más amplio y riguroso sobre el tema contribuiría, sin duda a que hubiera intervenciones públicas más eficaces en materia de salud reproductiva, un campo donde la gran mayoría de los países de la región siguen teniendo graves rezagos. Por lo pronto, la falta de información con respecto a aspectos como el comportamiento reproductivo del varón se refleja en diferentes ámbitos. Puede observarse, por ejemplo, que las campañas e intervenciones para promover el uso de anticonceptivos continúan siendo dirigidas principalmente a mujeres, sin considerar la relevancia de la negociación con su pareja para decidir si utilizan o prescinden de tales métodos o que en muchos casos el compañero de la mujer sea quien se imponga al respecto. Ante tal situación, el investigador Hernando Salcedo (1999 citado p. 6 en GIRE, 2001) destaca la necesidad “de que las políticas de anticoncepción incorporen las representaciones y prácticas masculinas, con el fin de incluir el potencial de los hombres en las diversas formas de anticoncepción y modificar las actitudes de las mujeres que no acepten los aportes masculinos en la materia”. En el mismo sentido, señala Guevara Villaseñor (2000), es necesario “incorporar a los hombres en los programas de salud sexual y reproductiva, sobre todo si se reconoce la existencia de relaciones que facilitan asumir ciertas prácticas de corresponsabilidad y otras que justifican delegar en las mujeres los costos y las obligaciones en la prevención de embarazos y en la resolución del aborto” (citado p. 6 en GIRE, 2001).

En América Latina cada vez existe un mayor reconocimiento de la importancia que tienen los varones en fenómenos ligados a la reproducción, como es el caso del aborto. Pero aún debe promoverse mucho más la investigación sobre el tema. La mejor comprensión del mismo podría contribuir, entre otras cosas, a instrumentar políticas públicas encaminadas a reducir, de manera sustancial, el costo que el aborto sigue teniendo para un gran número de mujeres latinoamericanas, al practicarse, las más de las veces, en condiciones inadecuadas.

^ Volver arriba

Página de inicio | Índice | Agradecimientos |